Nace en Iruña (4/12/1898) y muere fusilado a la edad de 38 años en Etxauri (17/1/1937). Los Zilbeti provienen de la montaña navarra, una familia con seis hermanos que emigra a la capital. Abren un negocio familiar de paños y tejidos. Pronto Eladio inició su propio camino, convirtiéndose en agente comercial.
Desconocemos si las vanguardias llegaron a Iruña. Si Eladio escucharía jazz, simpatizaría con el surrealismo o desearía asaltar los cielos. Pero sin duda era un “moderno”, un adelantado a su tiempo en muchos aspectos, exponente de aquella generación que creía y portaba un mundo nuevo en sus corazones. El fascismo ya se encargó de garantizar un trágico final. Le sucedió el olvido, muchas veces producto del trauma generado, por eso es importante recuperar la memoria.
Con 15 años ya era un precursor, representaba al Iruña Football Club, más tarde a la Sportiva, futuro germen de Osasuna, del que fue fundador. Ése deporte tan primario, era pura modernidad en la sociedad tradicionalista y reaccionaria de principios del S. XX. Su actividad no sólo se ceñía al deporte. Eran años de incipiente transformación social. Despacio, Iruña comenzaba un viraje lento desde aquel universo rural, entre romanticistas y reaccionarios, había un pequeño espacio para ideas más modernas, revolucionarias en el amplia sentido de la palabra, en lo político, cultural y artístico. Eladio estaba ahí.
Culturalmente inquieto, frecuentaba ambientes artísticos. En un local propiedad de la familia de su novia Joaquina, su hermano (Emilio Sánchez Cayuela) lo introduce, se convierte en un asiduo. Allí acudían pintores como Ziga y Basiano. Aficionado al teatro. Según recoge el Diario de Navarra (DN, mayo de 1919) acude y participa en el estreno de una obra de Mariano Ansó, el que fuera primer alcalde republicano de Iruña y más tarde ministro de Justicia en el Gobierno de Juan Negrín. Comparte amistad con el arquitecto Víctor Eusa y es socio de la Sociedad de Estudios Vascos- Eusko Ikaskuntza, donde nos confirman que hasta siete personas de los primeros años de Osasuna colaboraban con la sociedad, evidencia del vasquismo de aquellos fundadores.
La coincidencia entre los fundadores de Osasuna de personas de izquierdas, vasquistas, nacionalistas… muy directa si se recorre sus itinerarios, sus biografías, vía hemeroteca, archivos entorno a la represión, testimonios de familiares y amigos. Uno de sus fundadores, Inocente San José, entrevistado en 1988 por el Navarra Hoy, dice “nosotros éramos nacionalistas”. La relación y cercanía al vasquismo resulta evidente. Hay una estrecha relación entre la fundación de Osasuna (los Altadill, San José, Zilbeti, Aguirre, Etayo, Archanco, Blanco, etc), la creación de la bandera de Navarra y el euskera. Fotografía (Zilbeti junto a Arturo Campión) propiedad de la familia Zilbeti, cedida a N. Matxin, reportaje en Gara.
Finalizado el verano de 1920, fue uno de los participantes junto a otros “treinta entusiastas” que rememoraba Jokintxo Ilundáin en DN en 1933. En aquellas reuniones del Café Kutz (Plaza del Castillo, donde hoy está el BBVA) se acordó la fundación de Osasuna. Hay quienes polemizaron con la autoría del nombre. En una carta firmada por Isil-Beti (su hermano Francisco) en 1947 publicada en el “Pensamiento Navarro” defiende a Eladio como autor del nombre: «Para encontrar el nombre vasco que necesitábamos fuimos comisionados el señor Perillán Ortiz de Urbina y este servidor de ustedes. Ninguno de los dos conocíamos el idioma vasco. Y recurrimos a mi difunta madre y a Chomin Meaurio, el ex jugador osasunista, que me ofrecieron estos tres vocablos: Gogorrak (los fuertes), Osasuna (salud) y Lagun enertean (entre compañeros). Sometidos que fueron a la Directiva, se eligió por unanimidad Osasuna, sin que en ello tuviera intervención alguna el señor Adoain, como se ha afirmado», defendió en dicha misiva.
En la misma línea, Joaquín Rasero (fundador, jugador y segundo presidente del club), en 1967, precisamente en los días previos a la inauguración de El Sadar, exponía en Arriba España: “Eladio Zilbeti (sic) nos presentó una lista de nombres entre los que destacaba el de Osasuna, que venía a significar en vascuence fuerza y vigor en el sentido deportivo. Nos pareció magnífica la idea y decidimos adoptar esta denominación”. El club oficialmente ha mantenido durante años a Adoain como el autor, homenajeándolo por ello. Asumir en pleno franquismo otra autoría cuyo origen era gentes de izquierdas y nacionalistas vascos como era el caso de Eladio, era inasumible. De ahí la polémica interesada. Zilbeti era el secretario del club en 1925, firma su Reglamento y en ausencia del presidente dirige alguna junta.
Rodeado de jóvenes creadores, de un ambiente bohemio, compartió inquietudes culturales, debates ideológicos y el ocio nocturno. De aquella época es su retrato, que se conserva en el Museo de Nafarroa, realizado por Gerardo Lizarraga, artista exilio posteriormente a México y autor de la primera pancarta sanferminera.
En plena República (1933) se afilia a Acción Nacionalista Vasca (ANV), partido que defendía el laicismo frente a la subordinación religiosa que primaba en los postulados del PNV. Su participación o no en el Sindicato Solidaridad Trabajadores Vascos (ELA), está por demostrar. En el Archivo municipal de Pamplona conservan la concesión para gestión de la publicidad de la Estación de Autobuses de Pamplona que obtuvo por concurso público poco antes del golpe, no pudiendo desarrollar dicha labor por razones obvias.
Casi toda una generación y el pueblo bajo un cruel destino. Exterminaron a muchos de ellos por su compromiso social y su legado arrojado al olvido. A consecuencia de la feroz represión que trajo el Golpe fascista del 36. 300 personas fusiladas en menos de un año en Iruña. La deuda con ellos es inmensa.
Su hermano Francisco fue encarcelado en octubre de 1936 y trasladado al Fuerte de San Cristóbal. Su hijo Javier relató al periodista Natxo Matxin su trato de favor al coincidir con un amigo de la infancia como el Director del Penal de Ezkaba, le salvó la vida. Cada vez que llegaba su turno para ser fusilado lo colocaba el último de la lista, meses más tarde, llegó el momento en que si juraba la bandera, sería puesto en libertad y así lo hizo en junio 1937.
Eladio, encarcelado en la cárcel de Pamplona (21/121936) y fusilado el 17 de enero de 1937. Entre Etxauri y Elio. El motivo sólo los instigadores lo sabrán, pero en sus diatribas queda escrito: Ser de izquierdas y separatista. “hay que sembrar el terror (…) eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”. General Mola.
La familia recuperó su cuerpo en 1940 y trasladado al cementerio de Iruña. En los últimos años su figura ha sido rescata gracias al trabajo de periodistas como Ivan Giménez, Félix Monreal o Natxo Matxin. La iniciativa de Sadar Bizirik y del alcalde de Iruña en 2017, Joseba Asirón se inauguró en presencia de familiares una calle con su nombre, además, una sociedad cultural con su nombre conserva su memoria y un homenaje con la participación de osasunistas se celebró en el lugar de su fusilamiento.
Nace en Iruña (4/12/1898) y muere fusilado a la edad de 38 años en Etxauri (17/1/1937). Los Zilbeti provienen de la montaña navarra, una familia con seis hermanos que emigra a la capital. Abren un negocio familiar de paños y tejidos. Pronto Eladio inició su propio camino, convirtiéndose en agente comercial.
Desconocemos si las vanguardias llegaron a Iruña. Si Eladio escucharía jazz, simpatizaría con el surrealismo o desearía asaltar los cielos. Pero sin duda era un “moderno”, un adelantado a su tiempo en muchos aspectos, exponente de aquella generación que creía y portaba un mundo nuevo en sus corazones. El fascismo ya se encargó de garantizar un trágico final. Le sucedió el olvido, muchas veces producto del trauma generado, por eso es importante recuperar la memoria.
Con 15 años ya era un precursor, representaba al Iruña Football Club, más tarde a la Sportiva, futuro germen de Osasuna, del que fue fundador. Ése deporte tan primario, era pura modernidad en la sociedad tradicionalista y reaccionaria de principios del S. XX. Su actividad no sólo se ceñía al deporte. Eran años de incipiente transformación social. Despacio, Iruña comenzaba un viraje lento desde aquel universo rural, entre romanticistas y reaccionarios, había un pequeño espacio para ideas más modernas, revolucionarias en el amplia sentido de la palabra, en lo político, cultural y artístico. Eladio estaba ahí.
Culturalmente inquieto, frecuentaba ambientes artísticos. En un local propiedad de la familia de su novia Joaquina, su hermano (Emilio Sánchez Cayuela) lo introduce, se convierte en un asiduo. Allí acudían pintores como Ziga y Basiano. Aficionado al teatro. Según recoge el Diario de Navarra (DN, mayo de 1919) acude y participa en el estreno de una obra de Mariano Ansó, el que fuera primer alcalde republicano de Iruña y más tarde ministro de Justicia en el Gobierno de Juan Negrín. Comparte amistad con el arquitecto Víctor Eusa y es socio de la Sociedad de Estudios Vascos- Eusko Ikaskuntza, donde nos confirman que hasta siete personas de los primeros años de Osasuna colaboraban con la sociedad, evidencia del vasquismo de aquellos fundadores.
La coincidencia entre los fundadores de Osasuna de personas de izquierdas, vasquistas, nacionalistas… muy directa si se recorre sus itinerarios, sus biografías, vía hemeroteca, archivos entorno a la represión, testimonios de familiares y amigos. Uno de sus fundadores, Inocente San José, entrevistado en 1988 por el Navarra Hoy, dice “nosotros éramos nacionalistas”. La relación y cercanía al vasquismo resulta evidente. Hay una estrecha relación entre la fundación de Osasuna (los Altadill, San José, Zilbeti, Aguirre, Etayo, Archanco, Blanco, etc), la creación de la bandera de Navarra y el euskera. Fotografía (Zilbeti junto a Arturo Campión) propiedad de la familia Zilbeti, cedida a N. Matxin, reportaje en Gara.
Finalizado el verano de 1920, fue uno de los participantes junto a otros “treinta entusiastas” que rememoraba Jokintxo Ilundáin en DN en 1933. En aquellas reuniones del Café Kutz (Plaza del Castillo, donde hoy está el BBVA) se acordó la fundación de Osasuna. Hay quienes polemizaron con la autoría del nombre. En una carta firmada por Isil-Beti (su hermano Francisco) en 1947 publicada en el “Pensamiento Navarro” defiende a Eladio como autor del nombre: «Para encontrar el nombre vasco que necesitábamos fuimos comisionados el señor Perillán Ortiz de Urbina y este servidor de ustedes. Ninguno de los dos conocíamos el idioma vasco. Y recurrimos a mi difunta madre y a Chomin Meaurio, el ex jugador osasunista, que me ofrecieron estos tres vocablos: Gogorrak (los fuertes), Osasuna (salud) y Lagun enertean (entre compañeros). Sometidos que fueron a la Directiva, se eligió por unanimidad Osasuna, sin que en ello tuviera intervención alguna el señor Adoain, como se ha afirmado», defendió en dicha misiva.
En la misma línea, Joaquín Rasero (fundador, jugador y segundo presidente del club), en 1967, precisamente en los días previos a la inauguración de El Sadar, exponía en Arriba España: “Eladio Zilbeti (sic) nos presentó una lista de nombres entre los que destacaba el de Osasuna, que venía a significar en vascuence fuerza y vigor en el sentido deportivo. Nos pareció magnífica la idea y decidimos adoptar esta denominación”. El club oficialmente ha mantenido durante años a Adoain como el autor, homenajeándolo por ello. Asumir en pleno franquismo otra autoría cuyo origen era gentes de izquierdas y nacionalistas vascos como era el caso de Eladio, era inasumible. De ahí la polémica interesada. Zilbeti era el secretario del club en 1925, firma su Reglamento y en ausencia del presidente dirige alguna junta.
Rodeado de jóvenes creadores, de un ambiente bohemio, compartió inquietudes culturales, debates ideológicos y el ocio nocturno. De aquella época es su retrato, que se conserva en el Museo de Nafarroa, realizado por Gerardo Lizarraga, artista exilio posteriormente a México y autor de la primera pancarta sanferminera.
En plena República (1933) se afilia a Acción Nacionalista Vasca (ANV), partido que defendía el laicismo frente a la subordinación religiosa que primaba en los postulados del PNV. Su participación o no en el Sindicato Solidaridad Trabajadores Vascos (ELA), está por demostrar. En el Archivo municipal de Pamplona conservan la concesión para gestión de la publicidad de la Estación de Autobuses de Pamplona que obtuvo por concurso público poco antes del golpe, no pudiendo desarrollar dicha labor por razones obvias.
Casi toda una generación y el pueblo bajo un cruel destino. Exterminaron a muchos de ellos por su compromiso social y su legado arrojado al olvido. A consecuencia de la feroz represión que trajo el Golpe fascista del 36. 300 personas fusiladas en menos de un año en Iruña. La deuda con ellos es inmensa.
Su hermano Francisco fue encarcelado en octubre de 1936 y trasladado al Fuerte de San Cristóbal. Su hijo Javier relató al periodista Natxo Matxin su trato de favor al coincidir con un amigo de la infancia como el Director del Penal de Ezkaba, le salvó la vida. Cada vez que llegaba su turno para ser fusilado lo colocaba el último de la lista, meses más tarde, llegó el momento en que si juraba la bandera, sería puesto en libertad y así lo hizo en junio 1937.
Eladio, encarcelado en la cárcel de Pamplona (21/121936) y fusilado el 17 de enero de 1937. Entre Etxauri y Elio. El motivo sólo los instigadores lo sabrán, pero en sus diatribas queda escrito: Ser de izquierdas y separatista. “hay que sembrar el terror (…) eliminando sin escrúpulos ni vacilación a todos los que no piensen como nosotros”. General Mola.
La familia recuperó su cuerpo en 1940 y trasladado al cementerio de Iruña. En los últimos años su figura ha sido rescata gracias al trabajo de periodistas como Ivan Giménez, Félix Monreal o Natxo Matxin. La iniciativa de Sadar Bizirik y del alcalde de Iruña en 2017, Joseba Asirón se inauguró en presencia de familiares una calle con su nombre, además, una sociedad cultural con su nombre conserva su memoria y un homenaje con la participación de osasunistas se celebró en el lugar de su fusilamiento.
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